1. Ahorro energético.
Se necesita menos potencia gracias a la uniformidad de la luz, el reencendido es instantáneo y permite la regulación por lo que se puede modificar la intensidad de la luz que emiten de acuerdo con las necesidades.
2. Mantenimiento reducido.
Las lámparas no se sustituyen por tanto no hay que eliminarlas ni hay que fabricar tantas. Imprescindible para la consecución de un futuro más sostenible medioambientalmente.
3. Disminución de la contaminación lumínica.
La luz es direccional por lo que hay menos luz intrusiva y por tanto se puede evitar el exceso de iluminación en el cielo.
4. Seguridad.
El LED mejora la agudeza visual y consigue transiciones más suaves gracias a la uniformidad. Hay una mejor iluminación vertical lo que permite un mayor reconocimiento visual lo que evita accidentes y mejora la seguridad tanto de peatones como de vehículos.
5. Reducir el deslumbramiento.
El reto del LED es reducir el deslumbramiento para mejorar el confort visual y dirigir la luz allí donde realmente se necesita evitando el contacto directo entre el ojo y el LED.