31.715 empleos en fotovoltaica, 4.466 en minieólica, 35.725 en biomasa, 7.205 en biogás. En total 79.111 empleos que podrían crearse si se impulsaran instalaciones de autoconsumo y generación eléctrica distribuida. Es una de las conclusiones del estudio sobre “El autoconsumo energético y la generación distribuida renovable como yacimiento de empleo”, presentado por el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (Istas) de Comisiones Obreras.
No está pero se le espera. O está pero se le esperaba con muchos más bríos de los demostrados hasta ahora. Pedro J. Linares, secretario confederal de Salud Laboral y Medio Ambiente de CCOO lo decía así esta mañana: “No creemos que el actual gobierno del PP vaya a apostar por reducir el dominio de quienes dominan el panorama energético. Pero estamos convencidos de que el autoconsumo tiene que jugar un importante papel, y más pronto que tarde habrá que regularlo de forma efectiva. Y el gobierno que no lo vea así tendrá dificultades.
El autoconsumo del que hablan el propio Linares y las autoras del estudio, Begoña María-Tomé y Sara Pérez, es un autoconsumo pleno. También con balance neto. “El autoconsumo se basa en que los propios consumidores, tanto domésticos como industriales, pueden producir su propia energía mediante pequeñas instalaciones situadas fundamentalmente en sus edificios”. Algunas de estas tecnologías ya son competitivas actualmente para estos consumidores con respecto a los precios de la electricidad.
El modelo de generación distribuida supone un “conjunto de sistemas de generación eléctrica de pequeña potencia y conectados dentro de las redes de distribución para el consumo cercano”. Algunas de estas instalaciones están ligadas a industrias que utilizan sus residuos orgánicos para generar electricidad con biomasa o biogás.
El estudio de Istas realiza propuestas para la reactivación y el desarrollo de las energías renovables, “que se han visto afectadas en los últimos años por medidas regulatorias que han puesto en riesgo la viabilidad de instalaciones existentes y limitado su desarrollo futuro”.
Para el autoconsumo se plantea el sistema del “balance neto anual” por el que la energía que produce la instalación que no se utiliza en ese momento se vierte a la red y se usa posteriormente de la misma. Esto no implica una remuneración de esa energía vertida sino una compensación por la que el usuario paga por la energía que consume, pero descontándole la producción de electricidad inyectada a la red.
También se plantean una serie de medidas transversales para la simplificación de trámites administrativos y la eliminación de otras barreras. Para las instalaciones de biomasa y biogás se propone un sistema de retribución a la producción para garantizar una rentabilidad razonable.
El estudio de Istas plantea un escenario que supondría instalar en 10 años 13.234 MW, es decir, un 10,3% de la potencia total instalada hoy en España. Por tecnologías, quedaría así:
– 11.261 MW de fotovoltaica que crearían 31.715 empleos
– 595 MW de minieólica que generaría 4.466 empleos
– 1.018 MW de biomasa que generaría 35.725 empleos
– 360 MW de biogas que generaría 7.205 empleos.
De los 79.111 del total de empleos que se podrían crear, 49.820 serían en fabricación e instalación y 29.291 en operación y mantenimiento. Además se calcula que se crearían otros 56.668 empleos indirectos.
Económicamente viable
El análisis de Istas incorpora estudios de caso y experiencias de éxito que ejemplarizan las diferentes tipologías y aplicaciones que tienen estas instalaciones y demuestran la viabilidad del modelo planteado. “Es económicamente viable, solo se necesita voluntad política”
Para Pedro J. Linares, “esto permitiría relanzar el sector de las energías renovables, que ha servido no sólo para la creación de tejido industrial y empleo sino para la mejora de la balanza comercial española, la autonomía energética y la disminución de emisiones de CO2”.
La ejecución de este plan supondría una producción de electricidad anual en el año diez, de 28.401 GWh, el equivalente al consumo eléctrico de 8,14 millones de hogares. “Y una importante reducción de costes para las empresas que apostaran por el autoconsumo y que verían cómo se reduce su factura energética”.
Los beneficios ambientales derivados de la realización del plan propuesto son el ahorro de 5,68 millones de toneladas equivalentes de petróleo de energía primaria y la reducción de 14,41 millones de toneladas de CO2.
El estudio se ha realizado en el marco de una acción cofinanciada por el Fondo Social Europeo dentro del programa Emplea Verde gestionado por la Fundación Biodiversidad dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.